Hay cosa que damos, por hecho, sin detenernos a pensarlas en exceso. Pero ¿y si esa creencia popular no fuera del todo cierta? Aunque la imagen del perro que te da un lametazo tras volver del trabajo sea un gesto interpretado como cariñoso, lo cierto es que la ciencia canina empieza a quitarnos la razón en esto.
Según varios educadores caninos, esos lametones que muchos interpretan como una especie de "beso perruno" pueden tener otros significados muy distintos. "Hay motivos diferentes por los cuales un perro lame", explican. Y no todos están relacionados con el afecto. Algunos, de hecho, podrían estar diciéndote algo muy distinto a los que imaginas.
Una posible señal de advertencia
Para entender este curioso comportamiento, conviene a dar un paso atrás. La educadora canina Alba lo explica claramente. "Realmente están diciendo: me preocupa dónde vas a poner esas manos". Es decir, cuando acercas tus manos al hocico de tu perro y él te las lame, no siempre lo hace porque quiera caricias, sino como una especie de "pacto de no agresión". Una forma sutil de decir: "Oye, ve con calma".
Y no es la única interpretación. Si después de un gesto invasivo, como un abrazo o un acercamiento repentino, el perro responde con un lametón y una postura tensa, es muy probable que esté mostrando cierta incomodidad. La rigidez, en este caso, es una clave. Lejos de disfrutar de ese abrazo, puede estar simplemente soportándolo.
Instinto ancestral
Este comportamiento tiene raíces muy antiguas. Como recuerda la profesora, Alexandra Horowitz, autora especializada en comportamiento animal, los lobeznos salvajes lamen el hocico de su madre cuando vuelve a cazar para que les regurgite comida. El lamido, en ese contexto, no es un "te quiero", sino un "tengo hambre".
Aplicado a nuestros perros domésticos, esto explicaría por qué a veces nos lamen la cara justo cuando estamos comiendo... o tras volver sudados del gimnasio. El American Kennel Club también lo respalda el sudor, el olor corporal pueden resultar irresistibles para ellos, no por cariño, sino por instinto.
Lamer también pude ser un grito de ayuda
Otro posible motivo detrás de los lametones es el estrés o la ansiedad. Un perro que lame rápidamente objetos, muebles o incluso tu brazo está tratando de calmarse así mismo. En estos casos, la solución no es retirarle el afecto, sino aumentar su estimulación positiva. Más juego, más paseos y más atención dirigida.
Lo importante es no sobrehumanizar sus gestos. Queremos tanto a nuestros perros que a veces proyectamos emociones humanas sobre ellos que no tienen por qué corresponder con su mundo. Pero eso no significa que no nos quieran.
¿Entonces nos quieren?
La respuesta es, que por supuesto que sí. Y te lo demuestran de formas mucho más claras. Como seguirte a todas partes, esperan tus horarios, te protegen, se acurrucan contigo, aguantan tus achuchones, incluso cuando no les gustan demasiado.